martes, 27 de noviembre de 2012

Grecia y sus seis años de recesión

Cuando llegó la crisis, España fue el último país en enterarse, o al menos el que era su actual presidente, José Luís Rodríguez Zapatero. No es que los demás no lo supiéramos, pero teníamos una España muy acomodada en los laureles del bienestar.

Con una burbuja inmobiliaria, que más que de jabón parecía construída de cemento, que parecía que no iba a explotar nunca, que nos preocupaba, a los ciudadanos de a pie, más que lo que ocurría en otros países. Qué poco nos iba a durar eso.

Grecia ya había entrado en esa espiral de caos económico, de sueldos desfasados, de funcionarios a llévese tres por el precio de dos, que no conducía más que a lo que tienen hoy: una deuda impagable. Y, ¿de quién es la culpa? De Europa, por supuesto.


Si hubiera existido un control sobre lo que se prestaba, si hubiera habido un plan financiero para que aquello que se subvencionaba fuera exactamente lo que se subvencionaba, y no dar un dinero a espuertas sin saber a dónde iba, si mi tía tuviera cojones no sería mi tía, sería mi tío.


Y ahora, una Europa que no puede vivir a trozos, ni evolucionar, ni hacer valer su euro por encima de un dólar que va resistiendo porque los americanos sí saben cómo hacerlo, una Europa que sin Grecia pierde un 2% (dos por ciento, en letras, para que se entienda mejor), no le queda más remedio que claudicar, y seguir pagando.

No es el FMI el que tendría que tener la responsabilidad de sufragar una deuda como la de Grecia, o la de Portugal, o la nuestra misma, la de España, sino un Banco Europeo, creado para mucho más que para imprimir euros. Es el Banco Europeo el que tendría que servir de mecanismo regulador para que no hubiera pasado lo que ha pasado, con crisis o sin ella.

Los países con menor intensidad de deuda son los que han aguantado su recesión como si de una brisa económica se hubiera tratado. Los países más endeudados con el resto de la comunidad, los que van a sufrir la recesión de forma agravada.

No podemos seguir echando la culpa a un gasto desmedido, sino a una concesión de préstamos descontrolada. Al igual que acusamos a los bancos de haber generado una situación insostenible, hay que hacer responsable también a una Europa que, teniendo el dinero, lo ha despilfarrado, aún conociendo de antemano la situación de crisis en la que nos íbamos a encontrar en breve.

Ahora vuelve a tocar pagar, y no nos queda más remedio que hacerlo. Seguimos haciéndolo a espuertas, y en este caso ha sido para que ese 2% europeo, que es lo que Grecia significa para la comunidad, reciba unas migajas que se van a comer bancos, que tendrán que cerrar de todas formas. 35.000 millones de euros que van a tirarse otra vez a la basura.

Yo no digo que se deje a Grecia en la estacada, está claro que ni debemos ni podemos, pero que ese dinero sirva, de nuevo, para seguir alimentando a los bancos, sigue siendo algo desmedido. Seguimos cayendo en el pozo del despropósito financiero. Seguimos malgastando para comer hoy, y volver a pasar hambre mañana.

Es el momento del más vale tarde que nunca, pero la comunidad, ante el desastre inminente, sigue sin un plan. Y nosotros, mientras tanto, seguimos perdiendo los derechos, la vivienda, y el pan.

3 comentarios:

  1. Lo de Europa es solo un anticipo de lo que nos pasara a nosotros. Por cierto dime cuando juro la constitución el rey. Te deje un mensaje en el otro blog de las tendillas

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  2. Sí, lo sé, y es lo que más miedo me da. Por cierto, mírate este enlace. Es una foto del rey jurando bandera en 1955: http://antonsaavedra.files.wordpress.com/2011/07/207s5y0.jpg

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  3. Ya te conteste en el blog del adoctrinado

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